martes, 20 de agosto de 2013

Un héroe de ida y vuelta



JAIME CABALLERO CRUZA A NADO EL CANAL DE LA MANCHA

Un héroe de ida y vuelta

  • Es el primer nadador español que cubre la distancia por duplicado

  • Tardó 24 horas y 35 minutos en completar su travesía

  • Las picaduras de medusa, el frío y las corrientes casi dan al traste con su reto

Un caballero en La Mancha. Aunque lo parezca no estamos ante una de las múltiples andanzas del Ingenioso Hidalgo, relatadas magistralmente por Miguel de Cervantes. Pero sí podemos tildar a su protagonista de un auténtico quijote. Jaime Caballero (Tolosa, 1975) se convirtió el pasado miércoles en el primer español que ha nadado ida y vuelta el Canal del Mancha.
Un héroe de ida y vuelta
La meseta castellana mutó en las gélidas aguas del océano Atlántico. Jaime tardó 24 horas y 35 minutos en recorrer casi 90 kilómetros. Los 65 iniciales se incrementaron debido a las corrientes. A las 10 de la mañana del lunes partió de Dover (Inglaterra). El nadador tolosarra no desconocía el terreno -ya cruzó el Canal en una única dirección en 2007-, pero no esperaba una travesía tan dura. Las normas exigen nadar sin neopreno. Sólo 17 nadadores habían logrado antes ir y volver con éxito. "Ha sido horroroso, he pasado mucho frío, pensé incluso en abandonar", reconocía a MARCA desde el hospital.
Si las aspas de los molinos se erigieron en unos gigantescos enemigos para Alonso Quijano, Jaime se enfrentó a los siempre peligrosos tentáculos de las medusas. Le rodearon durante toda la travesía. Su cuerpo acabó plagado de picaduras. Sus huellas se dejan ver en brazos, piernas, cara, espalda... Ni un solo rincón de su cuerpo quedó a salvo. "Tengo infección en la sangre por las picaduras, estoy con antibióticos y me vigilan una marca en la pierna, no se vaya a extender la infección", relata Jaime.
Por el día, le avisaban desde el barco de apoyo. "Me gritaban o pitaban con el silbato para que nadara hacia otro lado, pero de noche no las veía, pasé mucho miedo", recuerda Jaime.
La Triple Corona
Caballero es un experto en estas travesías. Su cuaderno de bitácora recoge la Triple Corona, conseguida tras nadar en el Canal de la Mancha, el maratón de Nueva York y en el Canal de Santa Catalina.
Se ha zambullido también en las aguas del estrecho de Gibraltar o del Lago Ness, siempre por una buena causa: ayudar a los afectados de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), a través de la Asociación Siempre Adelante. "Cuando flaqueo me acuerdo de ellos. Son mi estímulo, mi motor", recuerda. En esta ocasión, lo fueron más que nunca.
El miedo a las medusas, junto al intenso frío, casi le obligan a arrojar la toalla. "Pensé que no llegaba a Francia, pedía té caliente a cada rato, me costaba nadar", señala Jaime. Desde el barco, su particular Sancho Panza, el piragüista Andrés Azpilicueta, junto a los hermanos Artiach Louit, no pararon de transmitirle los mensajes de ánimo que llegaban por Internet. "Me dijeron que uno de los afectados por el ELA me estaba escribiendo con los ojos. Entonces me dije: No te puedes quejar del frío, tira para adelante, debes seguir por ellos", señala el nadador del Club Easo.
Esa idea se afianzó en su cabeza al llegar a la costa francesa. Tocó tierra al sur de Calais, aunque le costó lo suyo. Tardó dos horas en completar los últimos 1.500 metros por las corrientes. "Era frustrante, en el barco creían que estaba desorientado porque no avanzaba".
Un héroe de ida y vuelta
El movimiento del agua arrastraba a Jaime de un lado a otro, incluso sufrió el golpe de dos bidones que, a modo de boya, flotaban en el océando. Le arrollaron como refleja el moratón de su espalda. Una vez completada la mitad del trayecto, no había marcha atrás: "Con lo que me había costado no podía tirar por la borda la distancia ya nadada".
Muerto de frío
Brazada a brazada, para un total de 85.550, se dirigió a Inglaterra. Tragó más agua de lo normal. Sufrió de lo lindo para ingerir alimento. Los plátanos se los tragaba casi enteros. Masticar era un suplicio: "Me metía debajo del agua para comerme los bollos de mermelada.En la superficie me era imposible, tragué un montón de agua cada vez que abría la boca".
De nuevo las corrientes le alejaron del destino final. Tomó tierra en Folkston, a 17 kilómetros de Dover. Exhausto, desfallecido, como nunca antes le había ocurrido. Su temperatura corporal casi no llegaba los 31 grados. Una hora después las mantas térmicas apenas elevaron esta marca hasta los 33.
Jaime puso rumbo al hospital de Ashford. Unos días antes ya se había acercado para comentar al cuerpo médico su aventura. Quería ponerles sobreaviso. Allí se encontró con un doctor español. Fernando Candal se convirtió enseguida en uno más del equipo. Siguió por teléfono las evoluciones de la travesía de Jaime y, una vez en tierra, se dirigió al hospital a recibirle. "Fue un subidón ver que estaba Fernando, me atendió él en todo momento, me sentí como en casa, nunca lo olvidaré".
Sus cuidados, cual bálsamo de Fierabrás, surten efecto. "Ha merecido la pena, estoy más hinchado que el muñeco de Michelín, no sólo por la medusas, sino por haber conseguido este reto", comenta entre risas Jaime, todavía en el hospital.
Al igual que le sucedió a Don Quijote durante su retiro, por su cabeza ya planean nuevos retos. No puede permanecer quieto. Estaremos atentos a las nuevas aventuras de Jaime Caballero, El Ingenioso Hidalgo de las Aguas.
Info : Marca

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL TIEMPO EN YECLA

El Tiempo en Yecla